junio 13, 2025

Millonarios incómodos empiezan a desafiar el poder de Donald Trump

Una fracción del 1% más rico de Estados Unidos empieza a tomar distancia del poder político que en otro momento supo cortejar. La heredera de Walmart, Christy Walton, se convirtió en una de las voces visibles de esta incomodidad creciente. Con una fortuna estimada en USD 19.300 millones, Walton financió una página completa en The New York Times para convocar a movilizaciones contra Donald Trump, previstas para el 14 de junio en más de 1.800 localidades del país.

“No hacemos reyes en Estados Unidos, se lee en el sitio de No Kings, la organización que Walton decidió respaldar públicamente. El mismo lema encabeza el aviso pagado donde se enumeran principios como “cuidar a los veteranos y a los niños” y “defenderse de la agresión de dictadores”. La pieza también afirma: “El honor, la dignidad y la integridad de nuestro país no están en venta”.

Walton, de 76 años, no participa en las decisiones de Walmart, pese a ser accionista y viuda de uno de los hijos del fundador. El vocero de la empresa, Joe Pennington, aclaró: “El aviso de Christy Walton no tiene relación alguna con Walmart ni cuenta con su aval”.

Más allá de su cautela para mencionar directamente al presidente, fuentes cercanas a Walton indicaron a Forbes que su intención es promover la participación “pacífica y cívica”, rechazando la violencia y alentando el debate democrático. En septiembre del año pasado, Walton coorganizó un evento de recaudación para Kamala Harris y, según datos de la Comisión Federal Electoral, donó más de USD 700.000 a distintos comités vinculados al Partido Demócrata.

La irrupción de Walton no es aislada. Ken Griffin, fundador del fondo Citadel y tradicional donante republicano, cuestionó a Trump en el Forbes Iconoclast Summit, señalando que su política económica “sumará varios billones al déficit” y calificó como “una vergüenza” los ataques presidenciales contra el CEO de Walmart. “No deberíamos criticar a los CEOs por decir la verdad, ¿no? Eso es lo que hizo el CEO de Walmart. Nada más”, afirmó Griffin.

En otro frente, el gobernador de Illinois, JB Pritzker, descendiente del imperio Hyatt, acusó al gobierno de Trump de “autoritario” y llamó a la movilización: “Vamos a pelear contra su crueldad con todos los megáfonos y micrófonos que tengamos”.

Estos gestos no configuran una ruptura generalizada entre los ultra-ricos y el poder presidencial, pero revelan fisuras dentro de un bloque que solía preservar su neutralidad o, al menos, su silencio. La tensión entre el mundo corporativo y la política de Washington crece, y algunos de sus protagonistas ya no están dispuestos a mirar hacia otro lado.