En el FMI están las alarmas encendidas por lo que consideran un agravamiento del atraso cambiario. Milei y Caputo insisten en que es parte del proceso de “dolarización endógena” que atraviesa la economía argentina. Los salarios y las ventas por ahora no repuntan
Los dólares financieros se plantaron en la zona de los $1.000 y todo indica que permanecerán allí un buen tiempo. La nueva baja de la tasa de política monetaria (que pasó de 80% a 70% anual) no luce como decisiva para torcer la tendencia, al mismo tiempo que otros factores hoy lucen mucho más potentes para que las cotizaciones se mantengan planchadas.
La mayor liquidación de divisas por la cosecha gruesa se empezará a sentir con más fuerza en un par de semanas. Si bien la primera consecuencia es que el Central acelerará la acumulación de reservas, no es la única. Como un 20% se puede liquidar a través del contado con liquidación (mejorando el tipo de cambio que perciben los exportadores), ese aumento de la oferta tendría un volumen demasiado grande, manteniendo bajo control a los distintos dólares financieros, incluyendo al libre.
Por otra parte, el aumento del grifo para compensar con mayor demanda en el mercado cambiario se va dando a cuentagotas. El Central permitió que las Pymes accedan a dólares para importar a un plazo de 30 días y ya no de 120 como era hasta ahora. Sin embargo, no es suficiente para equiparar las exportaciones que serán liquidadas por CCL y que en las próximas semanas se ubicarán en unos USD 50 millones diarios.
Este desbalance entre oferta y demanda de dólares no es lo único que mantendría adormecidas las cotizaciones. La brutal contracción monetaria en términos reales que está sucediendo es tanto o más potente que lo anterior.
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